ACIDO CLORHIDRICO

El cloruro de hidrógeno anhidro no es corrosivo, si bien la solu-
ción acuosa ataca a casi todos los metales (salvo mercurio, plata,
oro, platino, tantalio y ciertas aleaciones) con liberación de hidró-
geno. El ácido clorhídrico reacciona con sulfuros para formar
cloruros y sulfuro de hidrógeno. Es un compuesto muy estable,
pero cuando se somete a a altas temperaturas se descompone,
dando hidrógeno y cloro.
Riesgos. Los riesgos especiales del ácido clorhídrico son su
acción corrosiva en la piel y las mucosas, la liberación de hidró-
geno cuando entra en contacto con ciertos metales e hidruros
metálicos, y su toxicidad. El ácido clorhídrico produce quema-
duras en la piel y las mucosas cuya gravedad depende de la
concentración de la solución. Estas quemaduras pueden ulcerarse
quedando, más tarde, cicatrices queloides y retráctiles. El
contacto de este ácido con los ojos puede provocar reducción o
pérdida total de la visión. Las quemaduras faciales pueden dejar
graves cicatrices graves que desfiguren el rostro. El contacto
frecuente con soluciones acuosas puede determinar la aparición
de una dermatitis.
Los vapores del ácido clorhídrico producen un efecto irritante
en el tracto respiratorio, causando laringitis, edema de glotis,
bronquitis, edema pulmonar y muerte. También son frecuentes
las enfermedades digestivas, caracterizándose por necrosis dental
molecular, que consiste en un proceso por el cual los dientes
pierden su brillo, se tornan amarillos, blandos y afilados y, final-
mente, se rompen.
Medidas de salud y seguridad. Además de las medidas generales
descritas antes, este ácido nunca debe almacenarse en la proxi-
midad de sustancias oxidantes o inflamables, como ácido nítrico
o cloratos, ni cerca de metales e hidruros metálicos que puedan
ser atacados por él, con liberación de hidrógeno, cuyo límite de
explosividad es de 4-75 por 100 de volumen de aire. Toda la
instalación eléctrica será a prueba de llamas y estará protegida
contra la acción corrosiva de los vapores.